¡Y duele! Duele mostrarte en la realidad, abrirte de brazos y se acogido por la nada. Duele permanecer parado mirando al horizonte a donde nunca se llegará.
¡Hiere! La sinceridad alterna y el enfrentamiento con la verdad, esa que se acerca y se vivirá en soledad y que sabes que no hay medio ni camino a donde pudieras escapar.
Pero lo que más duele, lo que más hiere: es ser tomado indefenso maltratado por la vida y, aun así, sobre todo, que te hayas ensañado desde tu poder para alimentar tu posición superflua y tu ego encarnado.
!Haz acabado con él! ¿qué harás con los restos?