Una lágrima era lo único que se necesitaba para poder borrar todos los acontecimientos.
La esperanza devino en la especial suspicacia,
Sin complementos…
Y en el llanto clamé un deseo de vivir,
sin embargo, sólo era eso.
Con la vista nublada, borrosa y triste, mantuve sequedades.
Apacigüe mis ilusiones no existió un día después
Sin añadiduras…
Bastaba solo una lágrima para desahogar mis entrañas y así mantenerme avante.
Se precisaba, no lo aclamaba