Solo unas horas y los deseos se convertirán en recuerdos; donde las caricias encontrarán su destino y los labios se fundirán en un beso.
Unos minutos para que las almas se identifiquen y se fusionen en calma; para que las lágrimas cesen y las sonrisas sobrepasen la falta.
Unos segundos, de más o de menos, que permitirán los suspensos; generarán empatías en brazos recibimiento.
Eso es lo que falta, que es una nada, unos instantes restante y el esperado reencuentro de confianzas sensatas.