Estoy aquí, sentado, esperando el amanecer
aire en mis ojos y rocío en mis manos,
a pesar del frío mi piel se percibe cálida y,
entre las obscuridades pasadas, la luz comienza a aflorar.
Recuerdos, crónica, sensibilidad fugaz…soledad
sonidos ligeros, deseados, fluyendo en armonía;
claridad de luna acompasada en latitudes,
destellos pálidos en el horizonte envolviendo la opacidad.
En algún punto en la distancia mi mirada está perdida,
tal vez, tratando de alcanzar el amanecer que deviene
como si quisiera permanecer en la noche
como deseando pertenecer a la luz, cierto resplandor en mi faz.
Algo fascinante está pasando, mis ojos son testigos
la luz se incrementa matizando la velada, crece sin dominar;
día-noche pertenencias mutuas, son uno mismo
equilibrio entrante y destino en paz.
Sentado observando, en sueños, el espectáculo:
rosa, rojo, naranja…negro, azul, blanco;
se amalgaman en un mismo ente, ambas,
oscuridad y claridad, son ahora complemento.
Estabilidad, constancia y gozo…contemplo azorado
espectáculo inspirador, creación total
mis sentidos se recargan, mi estancia se aligera
cierro mis ojos y me preparo a disfrutar.
Estoy aquí, sentado, esperando escribir
y entre mis letras concibo cierto dejo de sinceridad
sin remitentes pero con dirección al sentir
ahí donde la flecha se tiró, ahí donde acertó.
Aquí estoy, justo en el punto y el momento exacto, donde las almas se fusionan;
en la claridad y en las tinieblas, ahora y aquí o nunca más… al despuntar el día.
(en la serie automatismos diarios)
Soy amante de las madrugadas. Es un momento entre el todo y la nada. Comparto la belleza de tu entrada.
La madrugada es donde me encuentro conmigo mismo. Gracias por tomarte la molestia de visitar y comentar.