La tierra está en calma, no ha escupido recientemente;
cruje, se acomoda, duerme de nuevo… “y sin embargo se mueve”.
El viento la acaricia, la mima, la purifica y le proporciona cariño;
el mar la refresca, la apasiona, intenta seducirla y satisface sus necesidades.
“Ella” (sí, en femenino), intuye que sus espacios se modifican lentamente,
que se abren y se contraen dimensionando los cuerpos; apretando.
“El” (sí, en masculino), intenta sofocar el fuego iniciado por astros,
prendiendo a su vez, candelas de esplendor; profundizando.
“Ellos” (ambos) confirman la necesidad de mantenerse “avantes”
de concientizar que la vida no es sólo un estado permanente, si no,
que es un terremoto de sentimientos, que chocan y se separan ritmicamente.
La tierra está tranquila, no quiere estornudar;
no se altera, todo lo contrario, sonríe y disfruta;
el aire le intima, roza sus núcleos, le genera exaltaciones;
la lluvia la limpia y lubrica, atempera sus entrañas;
los demás le siguen, la consuelan y velan su sueño.
La tierra está en bondad y no quiere despertar;
“Ella”, a pesar de “él” y de “ellos”, de las fuerzas que ejercen los astros,
sí “Ella” (con mayúscula), sigue y seguirá en paz.
(en la serie automatismos diarios)
Automatismos Diarios 
Perdóname, pero hoy no te entiendo. Estás bien? o soy yo la que está mal?
Todo bien, solo quería que la tierra descansara.
Tú también debes descansar, ya es tú momento. (pero nunca de ¡jes de escribir-nos. Por favor) Te leo a diario. Espero impaciente tus entradas. Besos
Hoy aparte de hermoso, muy intenso, tienes toda la razòn, «el mar yla tierra» muy tranquilos y definitivamente en paz….gracias!
Gracias a tí.
Se ha reencontrado y se cuídan mutuamente. La tierra necesita paz.
Un mensaje de verde paz para la tierra, y de azul serenidad para nuestros corazones.
Abrazos.
Amigo,
gracias por seguir aquí. Tu bien sabes lo que se tiene adentro.
Un abrazo.