Nuestras miradas se cruzaron y amaneció
aún dentro de mi oscuridad me iluminaste
Sabía que vendrías, lo tenías que hacer
despertando mis concepciones diurnas
En ese instante el tiempo se detuvo, fuímos sólo tu y yo
lo sabías desde el principio, fingiste… me agradó
Perdí el miedo a la claridad y a los destellos,
no pude apartar mi vista de tu tierna sonrisa
Encontraste en mi conciencia cierta pureza
ésa que consideré perdida para con los demás
Date ahora cuenta de lo que has podido provocar
cualidad, no cantidad de escucha, beneficio estimado
No pido mucho, sólo un suspiro dilatado, eterno…
aire de conciencia profunda; pedazo de tu espíritu
Ofrezco todo, incluído lo que no me pertenece,
iniciemos desde donde nunca hemos comenzado
Permíteme conquistar tus caricias, tu mirada y alma
vayamos desde un principio con calma y paso a paso
(en la serie automatismos diarios)