Deseé fuese de inmediato
instantáneo, acorporal
arrancado de tajo, de raíz;
sin color, una gris tonalidad.
No hubiese soportado la angustia
de la pérdida a intervalos,
simplemente de mirar,
saber, olvidar y partir.
En algún momento
supuse acortar y
desplazar paredes;
llenar el espíritu con miradas
crear ventanas y permitir la luz.
Cae la tarde, el sol aún brilla y
se dibujan colores de melancolía
sigo andando, autómatico, temblante.
Aún existen espacios blancos,
papel a entintar, sangrar y,
sobre todo, aligerar el cuerpo…
escupir la carga…vomitar.
Y ahora, cuando el ocaso me alcanza,
vuelvo a casa enfermo, adolorido
y con un vacío en el alma.
(en la serie automatismos diarios)
Hola Toto, no estés mal. Has llegado a casa. aquí todo se cura. Te cuidamos. Besos.
Lo sé y por eso me acerco y me dejo querer. Gracias
Un beso
Déjate querer, es la fuerza de la vida. Mil besos.
😦 ya no puedo leer 😦 disculpa.me siento asi.
Es lindo saber que gusta