Conservo de tí todo,
así como lo escribo:
¡todo de tí!
y no pienso dejarlo partir,
eso deseo, eso planeo;
mantener tu secreto,
al menos, en el alma
junto a mí, muy en mí;
en distintos caminos
apartados en días y noches;
mejores ayeres de besos,
de besos lejanos….
Aquí adentro, sí ahí,
te conservo en vida,
en mi espíritu, en mi ser;
y siempre serás, ¡sí!,
conservado y eterno
un doloroso…
(mi tierno) recuerdo.
(en la serie automatismos diarios)