Me mostré como antes debió ser
y no como lo supuse después…
aún sobre eso, me aceptaste.
Sentí tu piel, significante buscado
te amé con mi solitaria presencia
y me amaste, ¡sí!, incluso así.
Supiste, al fín, cómo son mis besos
y conocí, ahí, lo que son tus labios.
En tu sexo me quedé… no reparamos;
en mi alma esperaste…nos amamos
un solo ser, unidos… concentrados.
Y aunque la mente alto voló
y a tus sueños y brazos me atrajo
al final no sólo en éso quedó,
no sólo en pasión nocturna
y ardiente vida esperado.
Existen, mucho más que ésto
mucho más que el todo;
subsisten ya los fundamentos
que permanecen arraigados
y con ellos el deseo y la esperanza
de un prodigioso porvenir
(en la serie automatismos diarios)