(escrito algún día alrededor de 1994-1995)
En un sueño
las sombras logran fantasmas
vuelan, crean y vibran
al compás de un reloj
que con su tic-tac
resalta, en mi ser,
el producto del soñar.
Las circunstancias delimitan
la bondad o maldad de éste;
los momentos sofocan las
heridas producidas por el
tiempo y engrandecen las
sombras oníricas de vida y
creación.
Mil palabras no son
suficientes para suplicar
perdón por un momento
de no realidad de ensueño.
De ésta forma
la historia se repite
en un círculo perfecto
de sueño-vigilia más,
en éste, las heridas
sangrantes serán difíciles
de cicatrizar.
Con tu odio podré despertar
Y nunca más volver a soñar.