Llueve y no estás aquí
tus manos tiemblan
mi mirada se fatiga
suplico tus labios
ofreces tu esencia
recibo las gotas
se humedece tu alma
mis sueños se muestran
y generan prontitud.
Es en esta tormenta
en que, contigo, se han
han cubierto anhelos
tápame con tu talle
líberate de frescura
revísteme con tus letras
dime más palabras
que las haré eternas.
La ventisca ha iniciado y
tu espera ha dado voz
acogiendo proteccion;
deseándonos juntos,
implorando y gritando:
sabiéndote mío…
jurándome tuya.
Y, de esta forma,
se excluyen los fríos
con fogajes de cuerpos
se desbaratan incendios
se desploman borrascas
y acontecen momentos.
Hermoso
Noris,
gracias por tu visita y comentario
Un abrazo
Es la fuerza del amor.