Finalmente he caido
de rodillas, muy abajo
con dolor y angustia
como caen las hojas en otoño
así simple y sin desearlo
hasta el suelo, hasta el fondo…
Sufrí, sí lo acepto, pero hoy
yo ya no puedo regirme
tan sólo por malos tiempos
debo mantenerme en lucha
o tal vez mejor definido:
“deseo mantenerme avante”
y en un pequeño instante
el descubrir lo que es vivir
es una gracia que a pocos,
como a mí, se nos devela;
cada uno a su forma
y en mí de esta manera;
comprendí que mis faltas
son mucho más pequeñas
que mis ganas y que mi alma.
Así que con esta nueva entrega
me confieso abiertamente,
respiro muy hondo, suspiro,
aceptando mis errores,
prometiendo corregirlos
y sobre todo jurando
nunca más ¡nunca!
volver a repetirlos