Vamos a escaparnos, así, como anoche
de la mano y viajando juntos hasta la nada
y al llegar ahí permanecer abrazados,
incluyéndonos en un sólo espíritu,
contemplándonos sin pronunciar palabra
y continuar, como hasta ahora lo hacemos,
completamente unidos en un sólo camino.
Comprendernos pero sobre todo apoyarnos
hablar, decir, corresponder y exclamar;
alimentar y de paz nuestro interior llenar.
Volvernos a escapar y repetirlo, así,
sin palabras, sin necesidad de expresarlo,
como lo hicimos hace algunas horas;
interpretando el silencio y nuestras miradas
y nuestros deseos comunicando con un suspiro.
Y al entender ahora nuestros anhelos,
sugiero a los cuatro vientos y abiertamente
¡Escápate conmigo vida mía!
¡Escápate conmigo para siempre!
que somos y seremos en todo momento
nuestro verdadero y único sustento.
A un lugar donde esa nada nos mantenga unidos… 🙂
Así es, ahí en donde no existe el tiempo ni el espacio.
saludos