¡No es justo!
Decidi mover la primera pieza, sabiendo de antemano el desenlace.
Arriesgué por un ideal, inicié por traer un sueño a mí acontecer, al devenir.
Voy perdiendo la partida de un juego en el cual no he deseado participar,
una esperanza que me atrajo y envolvió; que añoraba abiertamente;
ahora dentro no tengo escapatoria, me satisface…me hiere.
¡No quisiera!
No puedo abandonar más no depende de mí.
Como en todo la perfecta situación se presenta,
como siempre las circunstancias lo trastornan.
Con mis ojos apretados lo suplico, no obstante, mientras más me acerco más se aleja,
más se obstaculiza… confirmo que mis rezos no tienen potencia.
¡No lo acepto!
¿Cuándo existirá un poco de igualdad? ¿de tranquilidad?,
de ese ingrediente que te permite fusionar sin prejuicios, sin morales…
urgo seguridad.
Imparcialidades constantes altercan los movimientos aventajados,
sin táctica ni arte he intentado mantener mi voz…estoy perdido.
¡Necesito equidad!
creo que lo merezco tras largas esperas, no es «mea culpa»;
yo no soy el que juzga, el que valora y el que retribuye…
si lees ésto convénceme, pues, de tu «bondad»…
es justo ya manifestarse, el tiempo apremia, no me resta mucho…
Desafortunadamente estoy atado, indefenso, amenazado y esperando el jaque final…
Rodeado de peones me encuentro del otro lado del tablero.
(en la serie automatísmos diarios)