No es necesario reiterarlo hasta el cansancio,
constancias y falta, excesos que van matando.
Sin crueldad sonrío… es sincera mi expresión,
a saber, ahora me pienso repetitivo.
Falta de variedad, homogeneidad…
es triste y tampoco lo entiendo.
Letras al aire y gritos acallados
hablar con el viento escuchando sus respuestas, su silbido;
tocarle y ser tocado, sentir su frescura. Evaporarme…
Borrasca de aire y credo, vanidad y jactancia,
toca mi piel, acaríciala y sécala, déjame en los huesos.
Acaba de una vez, perfórame la vida y atiende a mi súplica,
te lo repito de nuevo:
No más rutina, aparta el aburrimiento, ¡se mía!;
genera intenciones y sonrisas; modifica el sentir;
pero sobre todo, sobre todas las cosas, no lo vuelvas a repetir…
(en la serie automatísmos diarios)