La música me despierta y, con tedio y en ausencia,
clarifico cada palabra escuchando cada letra,
ligero al bailar pero mediocre en movimientos,
simplemente cayendo en el hastío.
“Entrega” es sinónimo de restitución, de equivalencias;
por definición: es dedicarse enteramente, un regalo festivo…
Independientemente y contrario a mis ideas,
he seguido la descripción, lo he hecho al pie de la letra…
me he consagrado totalmente; en convites y halagos.
Siempre una parte es la que más ofrece y la que menos recibe…
es quien llora en silencio por sentirse atrapado a los mínimos ofrecimientos,
aquí me encuentro y aún sabiendo de definiciones lo he aceptado,
una verbena organizada por tus caricias…
Me encuentro hambriento y sólo migajas recibo
y aún así, como simple mendigo, lo recibo en banquete de fiesta
sonrío, bailo y festejo… me entrego y aparento felicidad…
¿levedad en el compromiso? tú agradecimiento.
Ante esta juerga vuelvo a mi lecho y con una esperanza,
la misma de todos los días, sonrío y recaigo en mi sueño
“mañana será otro día”… simple conformismo.
(en la serie automatismos diarios)
Y si a ese otro no le importaran las palabras? O las imágenes?
Para que rumiar lo imposible? O acaso nuestras almas están condenadas a sufrir sin retribución alguna? Demasiadas preguntas, inmensos vacíos.
Una ausencia.