Están ahí, les escucho murmurar
hablan de nosotros, sin embargo,
no distingo frases completas
pareciera ser que vienen hacía acá.
Constantemente imagino que soy algo distinto, ajeno a mí;
juego con pertenencias y sucesos, con imágenes y sentimientos
los tomo, los apilo en torres y después los derrumbo…
empiezo el juego de nuevo.
Un rompecabezas eterno, cada pieza un sentimiento
cortadas individualmente, separadas, sorteadas y echadas a su suerte.
Están moldeadas, son únicas, una para otra se pertenecen.
Unidas se separan nuevamente… es otro juego.
Ir y venir, tren en marcha, vaiven de vida, constancias, similitudes
cada pieza puesta es un retroceso hacia el futuro, hacia la verdad.
Dejando fragmentos voy marcando el camino de vuelta y mientras lo armo,
a la vez, alimento los sentimientos, ésos, que están ahora rumorando.
Sí, son ellos y están en camino, se acercán pronto
desean tocarnos y saber de que estamos hechos
hacernos hablar y sincerarnos… ¡intimarnos!
escucho que intentarán unirnos en carne y alma, los dejaré.
Y a pesar de infortunios y contra cualquier eventualidad volveremos a comenzar.
(en la serie automatismos diarios)