Entre luces y destellos una voz me impulsó al vacío,
angustiante suplicaba; quise alcanzarla y se precipitó.
Sucesos alternos, coraje e impotencia, han inhundado la sangre;
debería gritar con autoridad, descargar mi puño y mis preocupaciones;
detener la caída, amortiguar desganas y cegar presencias.
Quisiera intervenir en emergencia, cubrir el entorno con mi paz;
simplificar los caminos, acortar distancias y compensar con felicidad.
Por momentos lo imaginé, no obstante, nunca creí que sucediera;
analizando detenidamente era de esperarse, desenlace escrito, planeado.
¡Es de cobardes avalanzarse al indefenso! incluso cegados por la ira,
pusilánime es en sí mismo, actitudes bajas que merecen mi total desprecio.
¿Qué más podría esperarse de la diaria mediocridad humana?
Entrego mis noches y con ella mis sueños, he velado e intentado cuidar el alma;
esfuerzos en vano, no lo pude evitar… Mi orgullo está herido, lastimado.
A partir de este momento seré el centinela eterno de tu dolor, ¡está decidido!
(en la serie automatismos diarios)
!Qué sabes tú de mi dolor!
y sé que sabes porque sino sería imposible que me habalses de esa manera.
Gracias por demostrarme que, como yo, sigues ahí. Por un tiempo pensé que ya tendrías otra «victima».
Hoy te has superado con creces, algo que parecia imposible.
¿Qué tienes dentro?
Permitime compartir este texto escrito el 10/04/12 por mí.
» IRA »
«Acá viene cualquiera y opina, lo que se le da la gana. Le importa poco si hiere, si es veraz, si alguien desea oirle. Frialdad humana y pequeñas agujetas lanzadas de la boca hacia entre medio de los ojos del próximo.
Lamentablemente, se me despierta un gran deseo de no expresar nada, a nadie, sobre casi nada. Estoy tan cansada de recibir reveses cuando no los pido, cuando lo único que quiero es describir mi pensamiento, mi percepción del mundo, el grande o el pequeño. Me entristece que me enfrenten, cuando lo que yo quiero es compañía, para batallas tengo mi fuero interno y mi psiquis, no necesito más guerra acá afuera.
Pero al parecer algo en mi despierta esta necesidad de defenderse, de sobreponerse, de superar cualquier cosa que yo emita. Patético y contradictorio. Será el veneno, que ha llegado más lejos de lo que yo creía? Ya habrá intoxicado mis palabras, mi aliento, mi mirada? Pero lo más triste de todo, es que aún hoy, siento que la solución o la absolución consiste en expirar, en dejar de ser y hacer todo lo que he sido y he hecho. En fin, la muerte de este ser que construí a rasguños y mordidas. Pero sabés qué? No voy a darle el gusto a «la cosa». Si me odiás, así seguirás. Si te molesto, así seguirá siendo lo que sientas cuando yo esté presente. Si en el mundo hay lugar para todos, yo tengo mi lugar. Y nada ni nadie me arrancará porque tengo raíces en esta tierra, en este tiempo, en este aire que ahora mismo inhalo. Yo estoy, en todo eso, así como vos estás, y como los demás están. No lo podés cambiar. Lo lamento. Yo soy esto y no sos vos quien dictará mi sentencia.»
Muchas gracias. Saludos.
Natalia
Hola Natalia,
Muchas gracias por tu visita pero sobre todo por compartir lo que tienes adentro.
Me ha gustado mucho tu escrito, pero sobre todo me he identificado con lo siguiente:»Y nada ni nadie me arrancará porque tengo raíces en esta tierra, en este tiempo, en este aire que ahora mismo inhalo. »
Un saludo
Muchas gracias por dejarme compartir. Sigamos adelante: no podrán detenernos. Saludos.
Que te digo …gracias por todo….mil gracias!
Mil y «una más» gracias por tus visitas y comentarios.
besos
mil besos y «uno màs» de vuelta…..