Quienes reciben los momentos plácidos que han sido dedicados a mi persona pereceran en las tinieblas.
Ciertamente he intentado permanecer callado, obscuro, oculto y en paz. Sin embargo mis instintos me impulsan a modificar mis conductas… mis actitudes. Soy un ser totalmente no impulsivo que, a diferencia de muchos otros, tengo la capacidad de controlar mi agresión sin ni siquiera llegar a la autodestrucción, cual si fuera un boomerang… Ahora que lo pienso bien ¡eso es!: “efecto boomerang”. Va y regresa… todo tiene cierta tendencia al inicio, a volver de donde vino. Comenzar y finalizar… nuevamente iniciar.
¡Me han robado!, ya no me causa placer… ¡Lo he perdido! aún duele.
Concienzudamente comenzé por desear todo aquello que me inducía felicidad o al menos que creía que lo lograría. Después, tras algunos años y al ver fallido mi propósito, deseé todo lo contrario; buscaba aquello que NO (sí, con mayúsculas) me hacía feliz. Cierto magnetismo por la conquista de proceso imposibles, instantes fugaces, ideas claras, pensamientos abstractos. Colectando experiencias y esperando resultados, impulsos neutros, cinética pura. Complementos disparejos que sustentaron mi existir. Ésto, irónicamente, me ha atraído la felicidad, me ha llevado a la desgracia y me ha producido cicatríces visibles y permanentes.
¡Huyan de mí cobardes! es lo que más he deseado desde que nací.
En momentos hago introspección y deseo contemplar algún tipo de belleza si eso, realmente, existe dentro de mí. Independientemente de las opiniones exteriores, considero que la esencia interna es grande y forjada, suprema y personal; está ahí al alcance de cualquiera y sin embargo, nadie se ha atrevido a tocarla. Desde ahora, en definitiva, ya no me interesa exteriorizarla. Se pudrirá en mi interior y la digeriré sin reticencias; será obscuridad en mis entrañas… constancia de existencia. No estoy dispuesto a alimentar, de nuevo y nunca más, la curiosidad ajena; deseo dejar morir de hambre los conceptos ajenos y liberar mi espíritu de barreras.
Mientas me desbarato alcanzo a escuchar sus risas macabras haciendo broma de mi existir.
En mi cueva visualizo cualquier movimiento y hago cálculos, ensayo el ataque, lo imagino, lo medito y lo reprimo; lo guardo en mi biblioteca de movimientos. Así, en complemento, suspendo mis respetos por lo divino y mantengo el aire en su libre fluir. Quién permanece callado ¿merecerá algún día mis respetos? La pregunta está en el aire, la respuesta es inclusiva y dependiente…faltan definiciones.
Constancia, intento, claridad y suspicacia; todo al unísono…tornasol estridente.Conservo las flores que me ofreció en su momento, están marchitas y podridas.
Espero y deseo sobre todas las cosas que las palabras se mantengan libres, volátiles y sin yugos. Es lo único que ha valido la pena y lo sostengo con orgullo, no somos pertenencias.
Sólo resta gritar: ¡largémonos de aquí! hay que hacerlo inmediatamente. Nunca he sido irresoluto y nunca habré de huír, me mantengo y me mantendré en pié, como todos estos años lo hube hecho. No moriré por los deseos de los demás, si he de morir entonces será por ésto que me carcome desde hace años.
¡Desgracia vete al infierno! el daño está hecho y sin embargo no mereces mantenerte dentro de mi lista de prioridades y necesidades.
(en la serie automatismos diarios)