Llegaste,
Por un instante te pude arrancar de mi piel…
y te observé
concebí tu belleza longeva, jovial, apartada y serena
la candidez de tu piel nieve, cielo azabache y labios carmín
incluso te alejé de mis pensamientos…
y te volví a pensar
tal y como eres, ta cual soy, como pudiésemos ser,
separados en sentimientos; cercanos en distancia
aspiré con vehemencia a desterrarte de mi vida…
y de nuevo te incluí
unilateral, brevísima y espontánea; luz,
claridad iluminando mis espacios, mi verdad
instintivamente procuré negar tu existencia…
y te reconocí
la realidad concreta de tu alma; paciencia,
tu belleza y dicha sobre mis aspiraciones apartadas
solo al final y en ese momento, te dejé de querer…
y nunca te dejé de amar
esperé sin fundamento lo pretendido ante mi ansiedad;
así como me ves abatido y sin fuerza, sentado, te espero
sobre todo capricho desee dejar de aceptarte y admirarte …
y ahora me hinco ante tí…
(en la serie automatismos diarios)