Regalé mi luna y, junto con ella,
todas mis noches bajo su luz;
el destello que hubo iluminado y
producido tantos pensamientos,
ha desaparecido, estoy perdido…
vacío asesino de esperanzas.
He estado con las pupilas dilatadas
intentando constantemente
arañar la inmensidad del negro,
maldiciendo mi ser y pensando…
oscuridad absoluta de sueños ausentes.
Trajineros, bestias y carruajes han fallado,
se han perdido por su ausente llaneza
y junto con ella su humilde sapiencia.
En la soledad he intentando escuchar,
deseaba observar cautelosamente,
y me mantuve callado, calmo…atento,
sin pensar mas que en su recuerdo.
Debió ser el vuelo de un ave nocturna
quién despertó su parsimoniosa claridad
agigantándose lentamente y sin final.
Apareció y, de entre sus hilos,
se ha dibujado de nuevo su sonrisa,
en plateado se ha convertido el entorno
ofreciéndome sus brazos de luz…
los recibo y aferrándome a ellos
una pequeña esperanza se habrá de asomar.
Ahí está de nuevo en cenít, impasible, clara…
¡ahí está! iluminando nuevamente mi andar.
(en la serie automatismos diarios)