En el silencio la soledad se incrementa…
Miro al frente y cierro mis ojos intentanto captar cada uno de los sonidos restantes, todo aquello que se fué guardando durante el día y permanecen flotando a mi alrededor. Así tal vez, dentro de esos sonidos encasillados, como esperando escuchar tu rítmico y elegante caminar; taconeo que alegraba mi alma.
Aprieto mis párpados para con ésto contener las lágrimas y al no poder contenerlas trato de obtener, en la distancia, trazos de tu corazón al palpitar; recordando cuando reposaba sobre tu pecho.
Mantengo la calma y con ésto deseo observarte cerca, tan cerca que pueda oler tu piel una vez más; volverte a amar tal cual lo hice en la cercanía.
Pongo atención y espero sentir tus cuerpo y acariciar tu piel, tomar tus mejillas y besarte en la frente; y agito mis manos y no te toco y abro los ojos y desapareces; ¡Sí!, como todas las noches.
Caigo sentando, tocando mis brazos así, con ellos y el vacío enmedio, termino abrazándome en silencio y suplicando tu vuelta; en cada uno de mis llantos.
Sólo en mi mente subyacen resagos de tiempos lejanos; sobreviven esperanzas de reencuetros futuros, se anidan deseos de unión eterna; tu voz permanece etérea y tu olor subsiste eterno. Te he esperado y lo sigo haciendo y en cada silencio se resguardan mis sentimientos; se que volverás y me iluminarás nuevamente, ilusionándome y manteniéndome cautivo.
…es de noche y en la obscuridad la ausencia se hace presente…