Te extraño a cada momento
en los espacios ofrecidos
y los diarios detalles,
palabras de esperanza
y suspiros diarios.
Te anhelo en cada instante
ahora y sobre todo en
las bellas caricias lejanas
las palabras de ternura
y las pícaras miradas.
Te añoro más ahora como fué,
como hace no mucho tiempo,
en tu presencia eterna;
con tu sublime sonrisa y tus
besos urgidos y esperados.
Te echo en falta en mi vida y
en la pregunta sin respuesta
en la necesidad de tu perdón;
mi deseperación de perderte,
y mi estúpida inconciencia.
Extrañar, anhelar, añorar…
¡preguntar!: ¿estamos bien?
dime que sí, afirma más ahora
regresa a mí por favor lo suplico,
pues la mía necesidad de tus brazos,
desde mis adentros lo añora.