Un sólo instante ha bastado para producir eternidades, desechar melancolías y contemplar el horizonte; así cercanos, tomados de la mano; con ese suave toque que te caracteriza. Hemos generado espacios, en los cuales, mantenemos sentimientos cautivos; con añoranza, sin desesperanza; asi, con esa característica calma tuya. El tiempo se detuvo en un abrazo y, con esta pausa, comenzamos a suspirar a la par, rítmicamente, lado a lado, sin miedos, con tu peculiar seguridad. Se generó un hueco en el universo donde hemos permanecido disfrutándonos a cada espacio, sin minutos contados; como en tus inherentes mañanas. La era se acerca y antes de partir he de renovar mis votos, particularmente, comprobando que mi vida es nada si no estás de nuevo a mi lado.
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