Ese domingo

Despertando. Cruzando miradas, sintiendo tu suavidad y oliendo tu piel.

Debíamos apurarnos y en esa prisa comenzamos a acariciarnos. En nuestra soledad, unidos en par, caímos nuevamente entre las sábanas; y dentro de ellas nuestros cuerpos se incluyeron, así como lo fué la noche anterior, así como lo habíamos estado soñando. El tiempo se detuvo ayudándonos a amarnos pero tambien permitiéndonos poder prepararnos.
Salimos a tiempo. Un café y entrelazamos las manos hasta que tuvimos compañía. Sin embargo, a pesar de ella, seguíamos unidos. Camino largo, perdidos en el bosque, la temperatura decayendo, e independientemente de no estar físicamente cerca, nuestras almas se tocaban a través de nuestras ojos, calidez nuestra. Miradas pícaras recordando nuestra noche, nuestra pasión secreta. Avanzamos por la vereda, mano con mano, rítmicamente,  seguidos de cerca, te miraba y me correspondiste con ternura. Cabalgabas de una forma distinta a la de anoche pero me observabas de la misma forma en que lo hiciste unas horas antes. Yo, en mis recuerdos, hacia lo mismo; paso a paso, recordando tus besos. Al terminar nuestro paseo fuí incluído en tu mundo, una esfera nueva, para mí, que me acogió con preguntas pero sin reproches, nos generamos ese encuentro. Recibido como me recibieron tus brazos momentos atrás,  cuando dormidos quedamos. Comenzó la lluvia y, a pesar de ella, seguí atendiendo infancias permitiéndote,  con ésto,  disfrutar de tu encuentro; era tu tiempo de disfrutar, fué el mío anteriormente; reciprocidad.  Te abrazaba de vez en cuando para no extrañarte pero sobre todo por que recordaba tu calor, ése que se ha vuelto mi diaria necesidad.  Entre gotas de nube, frío de pinos y gritos de niños nos gozamos de una forma distinta,  nos incluímos en dos familias.
Regresamos, la temperatura permaneció igual, te protegía con mis brazos, hacías lo mismo; compañias cansadas y nosotros unidos en carne, antes, y espíritu, a partir de ese momento. Recostados y contando cuentos fué cayendo uno a uno, estuvimos solos y pudimos abrazarnos sin pena, asi como antes; sin lujuria, así como siempre; con amor.

Durmiendo, cruzamos miradas, deseando sentir tu suavidad y oler tu piel… recordando ese domingo.

About Toto

SImple, entregado, fiel y melancólico. Neurótico desde el punto de vista analítico y psicótico en sueños y escritos. Vomitivo por las mañanas y sufriente por las noches. Así soy yo...
Esta entrada fue publicada en Automatísmos diarios. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s