Me confieso esperando no producir revuelos y ni siquiera suprimir mis sentimientos pero, tengo miedo de introducir en mi rutina tu falta diaria. Sí, así de directo. Miedo de permancer estático mientras te pudieses ir alejando, de verte partir en pequeños pasos. Entre distancias te contemplo ahí donde mi cama te extraña al igual o mucho más que mi alma; ambas, ahora, se encuentran frías desde el momento de tu partida. Y en esta desesperación de no poderme desplazar ni modificar las circunstancias me observo cerrando los ojos y rezando por una vida entera a tu lado. No quisiera acostumbrarme a tu ausencia ni tampoco a esta extraña presencia y no lo aceptaría, no concibo ese tipo de costumbre. Me hacen falta tus caricias y labios, me haces falta tú entera aquí en mis manos. Sin tu piel me vuelvo gas y desaparezco; sin tus ojos siento que fallezco. Si pudiera regresar el tiempo para no volverte a dejar ir definitivamente no lo haría, extraño ¿no?, tal vez no sería la mejor opción puesto que nuestro sueño de envejecer juntos no podria llevarse a cabo en el pasado. Un futuro nos espera, es lo que más hemos deseado. Dime que me amas, dime que te pasa igual, pero sobre todo confirma que esto que sentimos no se irá hundiendo en una rutina en la mar.
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Introducir en mi rutina, tu falta diaria..
Eso es lo que hiere