Tersa belleza de piel complaciente.

Con el destello, tu perfil se ha definido y me ha incitado a acariciar tu bello rostro. Y al observarte en detalle me infundes deseos de estrechate en mis brazos hasta dejarte sin aliento, quedarme tu alma y guardarla con recelo. Volverte a besar tomándote de las mejillas, tratando de sentir cada centímetro de tu piel; conservándote así cercana a mí, más cerca que nunca lo has estado; más cercanos, tú y yo, nosotros, tan cercanos como siempre lo hemos soñado, como nunca antes lo había tanto necesitado. Y en esa unión cerrar mis ojos permaneciendo estático para que no te disuelvas en mis dedos, para que no te alejes de mis sueños. Y tomarte de las manos con los dedos entrelazados, uniendo suspiros, cruzando miradas y admirando el fantástico brillo de tus ojos. Agradezco a Dios por la luz definente que me ha permitido, ahora, mirarte en calma, así descansada y sonriente, pero sobre todo por amarte por siempre mi linda caricia. Esa luz nocturna que me saca de obscuridades y me mantiene avante sin tanto extrañarte. Permíteme seguir disfrutando de la iluminación pero sobre todo seguirte enamorando a diario. El sentimiento nunca se acaba se incrementa si lo deseamos; la espera no desfacelle nos sostiene cercanos y la esperanza me mantiene en lucha por recuperar todos esos instantes pasados; por disfrutar los presentes y por generar los siguientes.

 
Eres tú esa tierna luz que ilumina mi vida.