¿Lo sabes? Hoy es viernes, mi niña, y como todos estos días he pasado por el mismo camino, llegando al mismo puesto, con mi misma sonrisa, con la misma alegría y así, como todos estos fines de semana, he preguntado por ellas. No lo sabes, supongo, por que has pedido espacio y lo he respetado pero, independientemente de ésto, aquí estoy sin ser rutinario, comprando de nuevo; tal vez por que te gustan, tal vez por que me gustan o, simplemente, tal vez por que quiero hacerlo. Les he envuelto en papel y las llevo a casa, a nuestro otoñal hogar. Esta vez tocaron coloridas: blancas, naranjas, amarillas, rosas; diferentes matices y texturas así como mi vida, ahora, que sólo refleja un estado de ánimo: felicidad. Quizás la siguiente semana cambiemos para no caer en rutinas y escogamos otro tipo u otro color. Incluso, para ir más lejos, las escogas personalmente de nuevo así como solías hacerlo. Pero hoy es lo que tengo y es lo que entrego. En cada pétalo existe un recuerdo y a su vez un humilde deseo, de vueltas, de abrazos sin recelos, de perdón y nuevos comienzos. Cada color representa un sentimiento: blanco, un te extraño; naranja, un abrazo; amarillo, esperanza y rosa, amor. Recibelas lo ruego, es mi plegaria al sustento y es mi forma de mostrarme tal cual soy: fuerte, maduro y entero. Cambios suceden y en la lejanía lo confirmo: no deseo otro futuro que el que hemos supuesto…
¿Lo sabes? Hoy es viernes, mi niña, y como todos estos momentos caminé, llegué, sonreí y flores compré. Hoy es viernes de flores y hoy de viernes de tí.