¡Sí!, te pienso al día y es mi entrega
e imagino tus manos tocando las mías.
Y si te pienso tierno, quisiera abrazarte;
y cuando te pienso cansada, deseo dormirte
y dormir contigo acariciando tu espalda,
protegiendo tu vida, cubriéndote con mi cuerpo.
Y si te pienso amoroso, quisiera besarte
juntar nuestros labios como en ayeres,
como los tiempos lejanos que pronto vendrán.
Y a veces te pienso desnuda y me estremezco
por que tu cuerpo es una clara dulzura.
Y, cada vez que te pienso, no puedo parar
pues eres mi vida, mi gran sustento
y mi motivación de seguir avante.
Y te pienso a mi lado, y apresuro la espera
y te pienso de nuevo y te extraño
y te deseo y deseo seguirte pensando;
y de tanto pensarte mi alma se sale
pues desea acercarte a tu vida
sin nunca jamás volver a apartarse.
¡Sí!, lo acepto, te pienso todo el día
en cada hora y cada instante;
en cada lágrima y suspiro;
logrando, de esta forma, acercarme.
Sí, amor, te pienso y no pienso
dejar, jamás, de pensarte…