El río está vacio, no ha llovido ultimamente
la tierra comienza a agrietarse;
no hay mucho que plasmar, todo está dicho o al menos por decirse.
Hilos de agua recorren la tierra la horadan y deja su rastro
líneas que descienden, cursos paralelos que luchan por unir sus cauces…
incluso contra el destino.
Lechos secos que precisan alimento…imploran plenitud y mueren ante la falta;
aguardan un regalo del cielo, no se vislumbran nubes.
Por más paciencia que se tenga, la espera mata, despedaza y sobre todo evapora.
Una sola frase puede cambiar el rumbo de la historia… decide ahora.
Tras la aceptación, aquí, algunas gotas podrían precipitar,
esperanza de ofrecimiento deseo de recibir y sentirse pleno.
Con el tiempo, palabras y sentimientos, sólo con eso, la aridez se transformará
incrementará los surcos, se afianzará a la arcilla…
lo que han sido gotas separadas se tocarán y fusionarán, arrastrando obstáculos a su paso.
Ahora, unidos, el flujo incrementa, se abre paso ante todo…no tiene miedo es ¡potencia de vida!
Deja que el río mantenga su cauce siéntate y disfruta de su frescura;
así te lo pido, permíteme seguir liberando y concédele luz a esto que es verdadero.
(en la serie automatísmos diarios)