Te quiero para mí, más no esa pertenencia objetal,
esa estupidez humana de colectar y recolectar.
te quiero para mí de una forma pura, blanca y deseada,
de forma expresa y sin ataduras.
Sin obligación, con libertad.
Tu presencia en falta me motiva a tenerte,
me incita a robarte el alma.
Te quiero para mí, así como eres
en tus mejores y peores tiempos;
en devenires y tristezas;
en enojos y alegrías;
en tu angustia e indesición;
toda tú..
¡Escucha!
te quiero para mí y para nadie más.
(en la serie automatísmos diarios)