Sin ruido, la mente viaja
se obstina en llenar vacios
huecos creados ante las necesidades que, solo
con palabras, pueden ser saciadas.
Extrañezas, esas faltas insatisfechas que laceran,
obligan no solo a pensar, también a actuar.
Llueve, estamos juntos… piel con piel
sueños por realizar y caricias extrañadas.
Confía en mí.
¡Lo sé! es posible liberar el alma,
la clave está en desiciones,
hagámoslo juntos, en apoyo mútuo…
descarguemos pesos, dejémos todo atrás.
Comienzo vírgen sin reservas, a la par;
es posible lograrlo al andar con firmeza.
Apoyo solidario e incondicional, dispuesto incluso hasta el sacrificio,
hasta mi propia muerte.
Decide sin moral, es la propia felicidad y de nadie más.
Somos complementos reales, nos pertenecemos.
(en la serie automatísmos diarios)